Con la Navidad, los regalos de Reyes y, antes de eso, el Black Friday (o Viernes Negro) a la vuelta de la esquina, se abre una etapa muy propicia para captar nuevos clientes, así como para satisfacer las demandas y necesidades de los que ya tenemos. Sin embargo, de nada sirve que dispongamos de la variedad de productos más amplia y con la mejor calidad si no logramos despertar el interés de esos clientes.

El catálogo tradicional, dispuesto a quedarse

Aunque el auge de lo online es más que evidente, aún son muchas las personas que prefieren sentarse tranquilamente a hojear un catálogo o revista, detenerse en sus páginas el tiempo necesario, tomar notas o, simplemente, inspirarse en las propuestas que en ellos se reflejan para dar un nuevo aire a su atuendo, su hogar o cualquier otro aspecto. No en vano hay catálogos de determinados establecimientos que se han convertido en todo un objeto de culto. Con ellos, la marca no solo logra dar a conocer sus productos nuevos, sino también integrar los que ya llevan tiempo formando parte de su oferta de forma que destaquen y resulten tan atractivos como las novedades.

La revista promocional, un concepto en alza

Otro concepto novedoso y muy efectivo es la revista personalizada. Con ella, es posible divulgar la oferta comercial del establecimiento de una forma que resulta amena y, sobre todo, sutil. Una técnica muy eficaz es la de describir la utilidad de cada producto o grupo de estos al tiempo que se relacionan con determinadas áreas de la vida del cliente (por ejemplo, si se trata de la revista promocional de una perfumería, incidir en el bienestar que reportarán el empleo y la aplicación de los productos es fundamental).

En función del establecimiento, es posible adaptar el formato de la revista según las necesidades concretas. Se pueden incorporar artículos relacionados con el sector al que pertenece la empresa e intercalarlos con aquellos contenidos que busquen la promoción de algunos productos en particular, o bien integrar la descripción de dichos productos en artículos con un contenido más amplio. Las posibilidades son infinitas.

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Algunas sugerencias

No obstante, tanto si prefieres ofrecer catálogos tradicionales como si optas por las revistas de promoción, es crucial determinar con qué periodicidad las vas a hacer llegar a los clientes, además de las fechas más propicias para su distribución. Una vez hecha esta planificación, lo siguiente es recopilar fotografías con la mejor calidad posible; conviene recordar que ambos tipos de publicaciones son eminentemente visuales y, en consecuencia, sacrificar la calidad de las imágenes podría dar lugar a resultados poco profesionales que, en lugar de servirnos como estrategia promocional, menoscabarían la reputación de nuestra empresa. A continuación, se deben elaborar los textos descriptivos, pero hay que tener en cuenta que cualquier descuido en esta área podría pasar factura a nuestra imagen de marca. La maquetación desempeñará el papel del hada madrina en este proceso, pues hará que nuestra publicación cobre vida. El último paso será la impresión: tampoco es buena idea recortar en la calidad, dado que el fin de estas herramientas promocionales es la de vincular nuestros productos a experiencias agradables y, al fin y al cabo, las sensaciones que produzca su manipulación también conforman la impresión general que causamos con él.

En definitiva, el abanico de posibilidades que ofrecen los dos tipos de publicaciones es amplísimo. Solo necesitas ser creativo y apostar por la calidad: el resto vendrá rodado.