La elaboración de mapas mentales (mindmapping) es un recurso que podemos emplear para desarrollar nuestra creatividad.

Esta técnica fue desarrollada en la década de los 90 por el consultor educativo Tony Buzan. Y sirve para estructurar las ideas. Éstas parten de una idea central, desde la que se ramifican otras relacionadas con la anterior.

Por lo tanto, los mapas mentales permiten que las ideas generen otras ideas… De forma que podemos ver cómo se vinculan, relacionan y expanden libremente, ya que no siguen un esquema lineal.

La finalidad es que las ideas salgan sin inhibiciones, sin pensar ni descartarlas porque sean buenas o malas.

De esta manera, y por asociación, liberamos conceptos, nociones e impresiones que a veces no sabemos cómo expresar. Y obtenemos un esquema visual de todas las opciones y caminos a seguir.

Los mapas mentales tienen diferentes aplicaciones, desde organizar un proyecto hasta estudiar un idioma (yo los uso para aprender inglés). Sin embargo, voy destacar dos relacionadas con la temática de este blog.

La primera, su utilidad en publicidad, para trabajar conceptos, eslóganes o estrategias. Y en segundo lugar, en la redacción de artículos, estructurando los temas e ideas.

Fuente: www.mindmapart.com

Cómo elaborar mapas mentales

A diferencia de un diagrama de flujo, en la elaboración de mapas mentales se utilizan imágenes, gráficos, símbolos, dibujos, colores, etc. Así se estimula la creatividad.

Las imágenes mejoran la memorización y nuestra capacidad de asociar conceptos. No obstante, su uso y predominio depende de la persona que realice el mapa.

Cuando trabajaba como copy, por ejemplo, empleaba palabras porque buscaba ideas que debían plasmarse por escrito en un eslogan.

Para hacer un mapa mental, colocaremos en el centro la idea principal, para que nazcan de la misma los distintos conectores.

Los colores pueden ayudarnos organizar las ideas, diferenciando la positivas de las negativas o los distintos niveles de importancia.

Punto de partida

A veces cuesta arrancar, así que una buena forma de hacerlo es usando otra técnica: la tormenta de ideas (brainstorming). De esta manera, de unas ideas van surgiendo otras.

Además, si estamos trabajando en grupo, los mapas mentales pueden servir para recopilar todas las ideas que surjan en la reunión.

Otro punto de partida es anotar qué pasa si lo tengo/hago/uso/compro y qué pasa si no. Vamos a verlo con un ejemplo. Supongamos que debemos realizar una campaña para fomentar el uso de transporte público.

¿Qué ocurre si lo utilizo? Soy más ecológico. Evito los atascos. Ahorro dinero. No tengo que buscar aparcamiento… Si no, no dependo de horarios, me organizo mejor, pierdo tiempo en atascos…

De estas ideas van surgiendo otras. Si evito los atascos, llego al trabajo de mejor humor. Y si llego al trabajo de mejor humor, rindo más.

Fuente: www.dibujario.com

Programas informáticos

A mí me gusta hacer los mapas mentales de manera tradicional, con papel y rotuladores de colores. No obstante, existe la alternativa de los programas informáticos.

Algunos, además, te permiten incluir varios usuarios. Así se pueden crear mapas colectivos con las ideas de todo el equipo.

Mindmeister, por ejemplo, te permite generar mapas mentales en línea y enviar un número ilimitado de invitaciones para desarrollar y compartir ideas de forma visual.

MindMup es otra herramienta sencilla e integrada en la nube. Y no sólo nos permite guardar los resultados y acceder a ellos en cualquier momento, sino además compartirlos en redes sociales.